La firma Agua de Sevilla nació a raíz de un sueño…el sueño de una familia de Sevilla.
Su creadora, enamorada de su ciudad y del embriagador aroma del azahar y de las noches de primavera, la inspiraron a soñar con mantener la primavera todo el año haciendo así que con un sólo gesto sencillo y delicado, abrir una fragancia, cualquier persona pudiera volver a sentir la primavera de su ciudad desde cualquier lugar, haciendo así, que todos se llevaran un trocito de la ciudad.
Una vez atrapada la primavera, su frasco, icónico y destacado por rendir homenaje a las chimeneas de la antigua fábrica de cerámica del Monasterio de la Cartuja de Sevilla, fue en la Expo 92 cuando ese sueño se hizo realidad y es por eso que nuestra mejor definición es: LA ETERNA PRIMAVERA.